jueves, 2 de agosto de 2007

Hoy soy el culpable

Al principio todo es borroso, los párpados me pesan y siento la necesidad de quedarme un rato más. Intento moverme y siento una molestia en la espalda, como si las vertebras quisieran irse cada una por su lado. Se que debo lavarme la cara y los dientes pero lo pospongo mientras voy a refrescar mi garganta. Salgo de la cocina y apenas veo el sillón. Estoy recostado buscando el control remoto, está en frente de mi. Busco cualquier programa nada en especial. Nada me gusta pero igual sigo dando vueltas. Es impresionante como puedes perder el tiempo de tu vida sentado viendo una caja que te dice que hacer, que comer, que creer. Aun así lo hago.
Así paso casi toda la mañana. No hablo mucho, solo suelto algunas risas y palabras insignificantes para no perder la costumbre. Alguien se despierta y empieza el día.

Casi nunca me doy cuenta en que lugar estoy. Se donde estoy pero la mayoría del tiempo no estoy consciente de ello, como en la mañana al despertar, abro los ojos y me llegan a mi cabeza imágenes que indican las necesidades que debo cubrir, las molestias que debo cargar y los problemas que yacen solo conmigo, pero muy pocas veces estoy consciente de la cama en la que estoy, de mi departamento, de la ciudad o del país. Debo hacer tantas cosas que dejo a un lado la conexión con el lugar que habito.
Igual pasa cuando estoy viendo la caja. Me transporto a ese mundo a través del espejo que, aunque se como va a terminar, siempre tengo las esperanzas de que cambie para mi.

He pasado toda mi vida repitiendo la misma rutina. He estado muchas veces en el mismo lugar sin estar consciente de ello. He comido tantas veces estando en otro sitio que no me doy cuenta del desperdicio de alimento que estoy cometiendo.

Hoy me he dado cuenta de varias cosas de las que siempre supe pero nunca me di el trabajo de tenerlas en cuenta. Cuando volvía al sillón para consultar a la caja me di a mi mismo un programa diferente. Era yo sentado en el sillón, sin movimientos relevantes. Mi cara no tenia rasgos. Mis ojos, mi boca, mi nariz y mis orejas no estaban. Era increíble. Ya no veía a la caja, la caja estaba en mi, en mi cerebro que en ese momento estaba a merced de ella. Trate de ver más allá, por la ventana. Los edificios iban desapareciendo uno por uno junto con los arboles, dejando espacio para ver el mar.
Intente levantarme, cuando lo logré los dedos de mi mano y mis pies desaparecían. Mantenerme en pie no era fácil y comencé a dar pasos desconcertados. Los movimientos eran cada vez más rápidos y bruscos. El siguiente cuadro era yo, o lo que quedaba de mi, saltando por el balcón. Mientras descendía todo volvía a su lugar, yo miraba hacia al cielo. Miré hacia abajo y el suelo estaba ahí, justo en mi cara. Desperté.

Hoy soy el culpable, nadie más que yo. Todos estos años quise culpar a otro por mis acciones, por mis errores e incluso por lo que me pasaba. Pero mientras lo hacia me veía al espejo y cada vez me reconocía menos. Hoy me regalaré mi vida y empezaré el mañana. Hoy soy culpable.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

si yo fuera rico tralalalalalalalalalalalalalalàlà

Anónimo dijo...

soy nicolás, rainier... eres un desperdicio de semen levanta el culo y haste rico para que me pagues un pasaje y una casa en argentina, y asi te de golpecitos en la espalda.
yo voy a contar una historia.
estaba en roma hablando con cesar y lo apuñalaron, luego en alemania con hittler y se suicido, un poco despues me encontre con jimmy (hendrix) y jim morrison ambos se mantaron luego me sente a hablar conmigo mismo, y se me acabaron las palabras...